C de Cartagena de Indias

Cartagena de Indias Centro

Bolívar reposa estático sobre su caballo en Cartagena de Indias, en la plaza de su mismo nombre, tan estático como las horas que llevamos en la ciudad. El lento caminar de los cartageneros, la paciente espera del  turista para que las palomas se posen en su mano en busca de alimento, el té de la tarde servido en unos pequeños vasos de plásticos que no deben superar los 10 milímetros, el señor que abre las arepas de queso y maíz para llenarlas de mantequilla y más queso, el acento pausado en la voz de la recepcionista del hostal hacen de la ciudad un lugar para quitar el apuro y disfrutar del atardecer escoltado por 4 kilómetros de muralla que separan al centro histórico del mar; la que fue construida para protegerse de los constantes ataques piratas que sufrió la ciudad.

Cartagena de IndiasCon casi un millón de habitantes Cartagena de Indias está ubicada al norte de Colombia. Es una ciudad histórica de más de 450 años, siendo el principal atractivo la belleza de sus antiguas construcciones, razón suficiente para que la Unesco en 1984 la declarara patrimonio histórico cultural de la humanidad.  El centro está ambientado para el turista, armada para aquellos que prefieren creer que las ciudades son una realidad inventada; calles limpias, carruajes dispuestos para recorrer la ciudad de noche, paseos en bicicleta o a pie con cámara en mano sin temor a robos, salvo por algunas negras que ofrecen masajes que hacen doler el cuerpo y la billetera, los vendedores son insistentes, pero manejables con un: no, ya compré.

Llegamos un día lunes en la mañana, luego de pasar una noche en el aeropuerto El Dorado de Bogotá. Había leído de la tendencia de los viajeros a pasar la noche en los aeropuertos cuando la conexión es corta, pero no leí que la temperatura en Bogotá baja a unos 10 grados por la noche y el frio parece mayor cuando la aerolínea en la que viajas ha dejado tu maleta en Santiago.

Ya en Cartagena y afuera del aeropuerto le pedimos a un taxista que nos lleve al Hostal Calamari Boutique.  ¿En Bocagrande? Me responde. No, es en el centro, en la ciudad amurallada le insisto, que raro ¿Cuál es la dirección de la calle? Interroga. Calle 3, número 31-38 respondo, no es que nosotros no nombramos las calles así, pero no se preocupe, allá preguntamos.

Y es así de simple, pareciera que nadie sabe el nombre de las calles, cada vez que consultamos por un lugar, la respuesta es la misma: camine derecho dos cuadras, dobla a la izquierda, dos calles más arriba, ahí dobla nuevamente y así te vas desplazando, preguntando, hasta que ahí justo donde tantos nos indicaron está nuestro lugar.

Puerta del RelojEfectivamente el hostal estaba en la ciudad amurallada como había insistido, por 10 dólares en un auto completamente amarillo, del mismo color de la ciudad, sí porque Cartagena es amarilla, a veces azul, verde, pero por sobretodo amarilla. Llegamos a una antigua casa color rosada de 3 pisos con un pequeña reja negra, no llevo peso colombiano y el chofer no tiene vuelta en dólares, pero Jenny, la recepcionista del hostal, una joven de ojos verdes, nos presta el dinero. Nos registramos y subimos a nuestra habitación por una escalera de madera. El hostal Calamarí está inspirado en el pirata Sir Francis Drake que atacara la isla en 1586, hasta las llaves de la ducha tienen cara de pirata. Llevan poco tiempo, pero el lugar está cerca de todo y el esfuerzo por atendernos bien merece la pena. Por  160.000 pesos colombianos, unos 90 dólares se puede obtener una acogedora habitación.

Frente a la plaza Simón Bolivar conseguimos, lo que a mí parecer es la comida tradicional más rica de Cartagena, las arepas de queso y mantequilla. Unos pancitos de maíz que humedecen cualquier paladar. Sólo vengo en la tarde me comenta un señor de unos 45 años que todos los días se instala en la calle con su carro a vender por menos de un dólar las deliciosas arepas. En la mañana debo preparar y cocer la masa de maíz que se mezcla con queso, me dice mientras da vuelta los bollos en una lata con mantequilla; dos minutos por lado y ya están listas; las abre, les pone queso rallado con mantequilla y las envuelve en una servilleta, no sé cuantas me comí, pero una de la razones para volver son las arepas.

BOCAGRANDE

Playa Bocagrande

Playa Bocagrande

A la playa en Bocagrande llegamos en una micro con un auxiliar que cuelga en la puerta reclutando pasajeros, son sólo 10 minutos y estamos mirando el mar. Pisar la arena es lo único que haremos con tranquilidad, porque la playa huele a negocio ambulante, huele a intranquilidad, el espacio para recostarse es limitado por unas sillas que están esparcidas por toda la orilla, sin excepción y la insistencia es tanta que dan ganas de lanzarlas todas al agua. Nos logramos instalar en un espacio que por descuido quedó sin silla playera, pero no hacemos más que respirar profundo cuando un vendedor de artesanías nos ofrece joyas que con un poco de esfuerzo yo misma podría hacer. Los vendedores ambulantes están por todos lados en Cartagena y ofrecen sus productos con el mismo repertorio de siempre. Y así circulan señoras ofreciendo trenzas, negras que te tocan insistiendo en que necesitas imperiosamente un masaje, vendedor de pescado frito con cabeza incluida y que transportan en un balde, aceite o agua de coco, lentes de sol, sombreros playeros, jugos de cualquier fruta tropical, dan ganas de salir corriendo, meterte al mar y no volver a salir.

Cartagena de Indias se puede recorrer en un par de días, pero con mi hermana nos quedamos siete y a pesar del intenso calor húmedo no me cansé de caminar mirando la Iglesia de San Pedro, la Puerta del Reloj, las coloridas y antiguas construcciones, las palanqueras, típicas mujeres negras o mulatas con un canasto de frutas en la cabeza vestidas con unos largos atuendos. Ofrecen sandías, platanos, piñas, maracuyá, mango con o sin leche condensada.

El día comienza en El Pandebono, una panadería donde además venden los jugos de frutas tropicales más ricos y baratos de cartagena. Además, tienes que comer sus famosos pandebonos o almojábanas, y sus pasteles Gloria rellenos de bocadillo o arequipe, me había recomendado un amigo. Se llena de turistas y colombianos pidiendo un batido de leche con tomate árbol, guanaba, guayaba, naranja, melón y para comer pandebonos, unos pequeños y deliciosos pancitos de queso.

Cartagena de Indias 2

Paseamos por toda la muralla de cemento que recorre la ciudad, vimos al Castillo de San Felipe desde afuera, nos tomamos fotografías en los zapatos viejos, fuimos al supermercado a comprar papayas y mangos, almorzamos en el Espíritu Santo, donde saboreamos arroz con agua de coco y filete de pescado en salsa de coco y limonada, también de coco. Tomamos café en Juan Valdés. Degustamos un cheesecake de chocolate y una sinfonía de coco, comimos hasta que el paladar estalló de placer en la Pastelería Mila. Nos compadecimos de los caballos que llevaban de paseo a los turistas en carruajes mostrando la ciudad de noche. Comparamos nuestro cuerpo con Gertrudis la escultura de Botero en la plaza Santo Domingo y aprendimos a caminar sin mapa, nos levantamos y dormimos temprano. Visitamos las tiendas de ropas con carísimas prendas de lino. Cruzamos la Puerta del Reloj para mirar el barrio Getsemaní donde el hospedaje es más barato, parece menos seguro pero hay mucho turista y las casas son de colores y sencillas. Sufrimos con el calor, observamos la casa de García Marquéz, nuestra piel cambió de color y sobretodo aprendimos a andar despacio, a reconocer los segundos, a que hay lugares donde las horas parecen no avanzar, a mirar en colores, a valorar lo antiguo y a respirar profundo. Viviría feliz en esta realidad inventada que es el centro histórico de Cartagena de Indias.

 ¿Quieres jugar a días de abecedario? Revisa aquí como hacerlo.

8 Respuestas a “C de Cartagena de Indias

  1. Colombia! Aunque aun no la conozco ya la amo!
    Cada post viajero que leo sobre ella, atrae más mí atención. No sé cuando, pero pronto tendré que rumbear por ahí!!!

  2. ¡Qué hermoso post!!!!! Me imagino Cartagena como un lugar de colores y casitas de colores y más colores… Y además si hay jugos tropicales… C de exCelente 🙂 jijijiji

    • Creo que Cartagena de Indias es un buen lugar para relajarse, disfrutar de la ciudad y su cultura. Desde ahí puedes ir a Isla Barú, una playa chiquita pero muy linda. Puedes combinar ambos. A Barú puedes ir por el día o quedarte a dormir allá.

    • Hola Catalina, nosotras tomamos un tour que incluía snorquel en Islas del Rosario y nos demoramos más en llegar, pero si vas directo a Barú debe ser una hora.
      Salduos!!!

Deja un comentario